miércoles, 10 de diciembre de 2008

He calmado y aquietado mis ansias


Señor, mi corazón no es orgulloso,
ni son altivos mis ojos;
no busco grandezas desmedidas,
ni proezas que excedan a mis fuerzas.

Todo lo contrario:
he calmado y aquietado mis ansias.
Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre.
¡Mi alma es como un niño recién amamantado!

Israel, pon tu esperanza en el Señor
desde ahora y para siempre.

Salmo 131

No hay comentarios: